Múnich fue fundada por el duque Henry el León en 1158. A lo largo de un siglo, la ciudad se convirtió en la sede de la dinastía Wittelsbach, que gobernó el ducado y el reino de Baviera hasta finales de la Primera Guerra Mundial. Su influencia es evidente en la magnífica concentración de estilos gótico, renacentista, arquitectura Barroca y neoclásica, que adorna las calles de Múnich. El mecenazgo de la casa Wittelsbach a las artes ha supuesto una importante base para los museos y galerías de Múnich, conocidos a nivel mundial.
La ciudad de Múnich fue la cuna del movimiento Nazi tras la Primera Guerra Mundial y se convirtió en la escena de la primera tentativa de Hitler de tomar el poder el 8 de noviembre de 1923. Además, en 1938, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia firmaron en Múnich el tratado que rindió una gran parte de Checoslovaquia a los Nazis, un acto de conciliación que comenzó los preparativos hacia la Segunda Guerra Mundial. La ciudad fue severamente bombardeada al final de la guerra, pero en los años de la posguerra, la ciudad se reconstruyó mediante un programa de restauración intensiva. Desde entonces, Múnich se ha transformado en uno de los destinos turísticos más populares de Alemania.
Múnich es uno de los centros culturales de Alemania, con una asombrosa colección de museos, una vibrante escena artística y su mundialmente famosa Oktoberfest. A pesar de su nombre, la fiesta de la cerveza comienza a finales de septiembre y se extiende hasta la primera semana de octubre. Con una fuerte escena cultural, abundantes colecciones de arte y excelentes lugares de compras, Múnich tiene mucho que más ofrecer que el mero entretenimiento.
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