Frankfurt es una metrópoli dinámica y para muchos visitantes, el primer punto de llegada a Europa por su enorme aeropuerto, el más grande en términos de pasajeros de todo el continente europeo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Frankfurt sufrió devastadores bombardeos. Como consecuencia de ello, su ciudad medieval fue destruida. Por suerte, la ciudad se recuperó bastante rápidamente tras la guerra, y tomando un perfil moderno. El proceso de reconstrucción llevó al desarrollo de uno de los sistemas de transporte subterráneo más eficientes de Europa, que incluye un sistema de tranvía (S-Bahn) y otro de metro (U-Bahn). Frankfurt también cuenta con el rascacielos más alto de la Unión europea, el Commerzbank, que es también el segundo edificio más alto del continente, después del Palacio del Triunfo de Moscú.

A menudo se considera Frankfurt como una ciudad de tránsito o un centro comercial, pero es mucho más que eso. De hecho, es el próspero centro cultural del Bundesland Hessen, con una importante colección de teatros, galerías, museos, y algunos destacados de la arquitectura. Aunque Frankfurt dista en tamaño de Londres o París, mantiene su papel en cuanto oferta de actividades culturales.

Frankfurt es una ciudad con dos caras: por un lado, es la capital financiera y competitiva de Alemania y por otro, es un buen lugar para disfrutar de las artes, a las que dedica más presupuesto que cualquier otra ciudad de Europa. Si piensas quedarte más tiempo, Frankfurt es un punto de partida perfecto para excursiones remontando el curso del Rin hacia Rudesheim o Heidelberg. Además, la ciudad está a 30 minutos de viaje en tren de Wiesbaden, Mainz o Marburg.